Cada año, cuando llega el 21 de marzo, las redes sociales se inundan de flores amarillas. Se ha vuelto bastante normal ver, principalmente a hombres, caminar con un ramo de flores de esta tonalidad para entregarlas a sus amadas. Aquellos que reciben una, no dudan en compartir sus fotos o videos de este gesto, pero ¿de dónde salió esta costumbre que se ha vuelto casi un ritual?
Aunque muchas personas piensan que se trata de una tradición antigua o cultural, en realidad el hecho de regalar flores amarillas ese día tiene un origen más reciente y emocional: la telenovela argentina Floricienta. En la historia, la protagonista—una chica soñadora y llena de fantasía—decía que su gran ilusión era recibir flores amarillas de alguien que la amara.
Esa escena, además de su icónica canción del mismo nombre, quedó grabada en el corazón de toda una generación, y con los años, se transformó en un símbolo de amor, ilusión y esperanza.
Lo que era solo un recuerdo de infancia se volvió tendencia mundial gracias a TikTok. Usuarios empezaron a recrear la escena, regalar flores amarillas a sus parejas o amistades, y compartir el momento con la canción de fondo. Así, el 21 de marzo, que además marca el inicio de la primavera en muchos países, se convirtió en la fecha perfecta para celebrar con un detalle tan simple como especial.
Más allá del origen en la serie, las flores amarillas siempre han estado asociadas a la alegría, la energía, los nuevos comienzos y la amistad. Son un recordatorio de que lo bonito puede ser sencillo, y que a veces un gesto pequeño puede tener un gran significado.
floricienta me mostró la superioridad estética y romántica de las flores amarillas y nunca más fui la misma pic.twitter.com/HrfkxupyZY
— jose (@weirdshelIey) September 5, 2023
Hoy en día, regalar flores amarillas el 21 de marzo no es solo un guiño a Floricienta. Es una forma de decir ‘estoy pensando en ti’, ‘te quiero’ o simplemente ‘quiero hacerte sonreír’. Puede ser para una pareja, una amiga, un familiar o incluso para uno mismo. Recordemos que no es ‘comprar’ una flor amarilla, sino el gesto de darla, ya que puedes hacer volar tu imaginación si es que, por la alta demanda, ya no encuentras.
Y aunque no sea una tradición oficial, cada vez más personas se suman a este gesto lleno de color, emoción y buena vibra.
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