Tras el éxito global de Debí Tirar Más Fotos, Bad Bunny se subirá al escenario más visto del planeta. La NFL confirmó junto a Apple Music y Roc Nation que Benito será el protagonista del Halftime Show del Super Bowl LX, que se celebrará el próximo 8 de febrero de 2026 en el Levi’s Stadium de Santa Clara (California).
El espectáculo estará producido por DPS, con Jesse Collins y Roc Nation como productores ejecutivos, y se transmitirá en vivo por NBC. Será la séptima edición consecutiva en la que Roc Nation —la compañía de Jay-Z— se encarga de la curaduría artística del evento, y la cuarta con Apple Music como patrocinador principal.
“Lo que siento va más allá de mí (…) Es por quienes vinieron antes que yo y corrieron incontables yardas para que yo pudiera entrar y anotar un touchdown… esto es por mi gente, mi cultura y nuestra historia. Ve y dile a tu abuela, que seremos el HALFTIME SHOW DEL SUPER BOWL”, expresó Bad Bunny ante este hito histórico.
Bad Bunny tiene innumerables razones para encabezar el Halftime Show, aunque durante años la NFL tardó en dar protagonismo a un artista latino en solitario. Shakira y Jennifer Lopez fueron las primeras en hacerlo, pero tuvieron que compartir escenario, algo que normalmente no ocurre con artistas angloamericanos.
Benito no solo es el artista latino más escuchado del mundo, también ocupa el tercer lugar global en popularidad. Su último disco, Debí Tirar Más Fotos, debutó en la segunda posición del Billboard 200 para la semana del 18 de enero de 2025 con 122.000 unidades equivalentes, de las cuales 8.000 correspondieron a ventas puras. Se convirtió así en su séptimo álbum en ingresar directamente al Top 10, y aunque no llegó al #1 como en otros discos, fue el primer lanzamiento desde YHLQMDLG (2020) que no debuta en la cima, debido a su lanzamiento en domingo y solo cinco días de conteo, demostrando que mantiene un dominio absoluto en las listas y enorme demanda entre su público.
El anuncio llega en un momento cumbre para el artista puertorriqueño después de su residencia de 31 shows consecutivos sold-out en Puerto Rico (No Me Quiero Ir de Aquí), un fenómeno cultural y económico que generó alrededor de 300 millones de dólares para la isla, contó con invitados de primer nivel y reforzó su papel como embajador global de la música latina.
No será la primera vez que Bad Bunny pisa un escenario del halftime show: ya lo hizo en 2020 como invitado especial de Shakira y Jennifer Lopez, donde también acompañó J Balvin. Ahora, será él quien lleve el mando de un espectáculo que promete ser tan explosivo como histórico.
La selección del protagonista del show de medio tiempo no es aleatoria. La ciudad sede del evento propone una lista corta de candidatos, que luego es evaluada por la NFL y sus juntas directivas. Figuras influyentes como Jay-Z, en la era Roc Nation, participan en la decisión final.
No se considera solo la popularidad: también se valora la conexión del artista con la cultura local, su impacto económico y su capacidad para ofrecer un espectáculo memorable. Por ejemplo, Usher fue elegido en Las Vegas por su vínculo con la ciudad, mientras que Kendrick Lamar representó a la comunidad afroamericana y su legado musical en Nueva Orleans. Bad Bunny es seleccionado no solo por sus récords discográficos, sino también por su trascendencia como icono cultural latino, en un momento clave para la comunidad hispana.
La elección de Bad Bunny para protagonizar el espectáculo mediático más importante de Estados Unidos llega en un contexto crítico. El artista había evitado girar por EE. UU. debido al riesgo de deportaciones masivas de ICE impulsadas por Donald Trump, que afectaban principalmente a su público latino. En palabras del propio cantante a i-D:
“Hubo muchas razones por las que no me presenté en Estados Unidos, y ninguna de ellas fue por odio (…) Pero específicamente, para una residencia en Puerto Rico, cuando somos un territorio no incorporado, estaba el problema de que el maldito ICE podría estar afuera [del concierto]. Y es algo que nos preocupaba mucho”.
Su representación de la cultura puertorriqueña cobra aún más relevancia en un contexto de polarización y amenazas hacia las comunidades migrantes, donde se han visto cancelaciones o postergaciones de giras de artistas latinos, menor asistencia a eventos y caída de streams, a pesar de que la música latina haya vivido una gran expansión en EE. UU en los últimos años.
La elección de Bad Bunny promete ir más allá de lo simbólico: es una plataforma para visibilizar la música y la comunidad latina, consolidando su influencia cultural en el escenario más grande del mundo.